Tratando la estrategia …

Lo habitual es entender la estrategia como un complejo sistema – sólo apto para «iniciados» -, en el que se debe definir lo que se desea hacer, el cómo abordalo e, incluso, lo que se espera obtener de ello. ¿Y si todo fuera más simple?

En nuestra práctica cotidiana, dinamizamos procesos de reflexión en torno a la estrategia de las organizaciones hacia el futuro. Y estos procesos ofrecen unas pautas, una serie de oportunidades que se consideran de interés para construir el desarrollo de la organización. Pero, no tratamos de distinguir entre la reflexión, su explicitación y la acción.

Solamente lo dicho cobra sentido, se vive, se interpreta y se retroalimenta cuando se pasa a la acción. Y esta referencia nos ha ayudado a aprender de las experiencias y a elaborar una serie de ideas en torno al concepto de estrategia. Así:

  • La estrategia no es más que un conjunto de ideas, de intenciones que juegan el papel de traccionar lo que se hace
  • La estrategia, para que sea colectiva y para posibilitar el máximo de oportunidades en su despliegue, requiere que las personas sean constructoras de la misma. La comunicación considerada como transmisión de información, nunca conseguirá crear protagonistas
  • Solamente la estrategia que suponga una reedición del pasado, de lo conocido, puede permitir definir de antemano los caminos a ser recorridos y los potenciales resultados a ser obtenidos por su puesta en práctica
  • Toda estrategia innovadora supone exploración para reconocer cómo abordarla, y el esfuerzo de predeterminar sus resultados no deja de ser un ejercicio teórico sin mayor finalidad
  • Cuando se aúna la definición de la estrategia con el significado que las personas le encuentran en su cotidianeidad productiva, se incrementan las posibilidades del éxito en su puesta en marcha
  • La estructura organizativa y las dinámicas que en muchos casos subyacen en los sistemas de trabajo de los que se dota la organización, representan un elemento clave en forma de impulsores o limitadores de la propia estrategia

Todo ello nos lleva a prestar más atención al modo en que las personas explicitan sus intenciones y a las formas en las que pueden desplegarlas, que a la elaboración de un documento que contengan las actuaciones a ser realizadas y la cuantificación de los objetivos y supuestos resultados a ser obtenidos tras su puesta en marcha. Entendemos, por tanto, la estrategia como un camino de aprendizaje basado en el deseo y la acción, y no como una mera explicitación.

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17 comentarios en «Tratando la estrategia …»

  1. Me parecen muy bien las observaciones ya que la experiencia nos indica que se pierde más tiempo comunicando la estrategia , generalmente realizada por una élite dentro de la organización, que tomando acciones.

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    • Juan Carlos, no sólo se trata de una cuestión de tiempo si no de lo que es capaz de lograrse con una comunicación (información) o con una construcción compartida de conceptos e ideas. La construcción lleva añadida la interpretación y, por tanto, la no necesidad de comunicación posterior

    • por lo que puedo entender, esta forma de plantear la estrategia, aparece más como una forma de aplicar la experiencia vital de las personas a la organización. su extensión hacia lo productivo. una forma de aprovechar la ruptura entre los compartimientos estancos de vida y trabajo. vamos que, supone un cambio radical en la forma de entender la organización y su gestión si queremos que las personas hagan esa ampliación para se produzca esta comunicación entre compartimientos. efectivamente, si esto es así, la comunicación dentro de la organización cambia de papel, pues la estrategia pasa a estar automáticamente interiorizada por las personas. es así?, hay ejemplos de aplicación de este punto de vista?, es un modelo posible dentro de una organización de tipo capitalista?. un abrazo

    • Alfonso, se trata de avanzar en el protagonismo de las personas de la organización con su futuro. Y como indicas supone interpretar la comunicación – y otros conceptos de la gestión – de un modo diferente pero al mismo tiempo, mucho más natural que su reducción a la idea de emisor, receptor, canal y mensaje. Aprovecharemos el blog para ir desarrollando algunas de estas ideas. Ah, y claro que hay experiencias en todo tipo de empresas (diferentes entidades jurídicas)de estas prácticas. Continuamos

  2. Pues habrá que cambiar prejuicios. Lo digo porque me temo que en el 99% de los casos una organización está esperando tras su reflexión estratégica qué debe hacer. Si le damos la vuelta para fijarnos en la manera en la que las personas recorren el proceso entonces habrá que documentar bien lo que se está realizando para tomar conciencia de ello, ¿no? ¿O no dais tanta importancia a este factor?

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    • Gracias, Julen, por tu comentario. Pero el «tomar conciencia» de algo no es un problema de «documentación», sino de las formas como percibimos nuestros contextos, nuestras relaciones, los acontecimientos que ocurren, nuestras percepciones de la realidad; a fin de cuentas, cómo damos significado a lo que estamos viviendo.

    • Si «tomar conciencia» es dar significado a lo que vivimos no está de más que lo podamos compartir con quienes tenemos al lado. Una forma de hacer que sea más fácil es construyendo una historia de lo que acontece. A fin de cuentas, creo que es evidente que cuando escribes -en su más amplio sentido- lo que sucede incrementas las posibilidad de tomar conciencia sobre ello.
      No es el caso «documentar» = «tomar conciencia». Pero sí me parece que «documentar» facilita «tomar conciencia».

    • La verdad es que no documentamos. Nos preocupa cómo cambiar dinámicas de trabajo. En ello ponemos el empeño. Creemos además que cada organización – las personas que la componen – debe enfrentarse a construir su «modelo» por lo que existen referencias conceptuales comunes pero no «modelos iguales». Pero sí es cierto, en el sentido que propones, que es importante comunicar a otras personas para que «tomen conciencia». En este sentido, es habitual la participación de organizaciones con las que trabajamos en foros de intercambio de experiencias. Por ejemplo, por si os interesa, el próximo día 17 de febrero, viernes, a la mañana organizado por la Diputación Foral de Bizkaia va a realizarse en Bilbao un taller con experiencias vividas y contadas por sus protagonistas. Podéis, entiendo, apuntaros en la plataforma arbela de la propia DFB.

    • Al hilo del debate, recojo el enfoque que hace Edgar Morin de la estrategia y su relación con el Acontecimiento, tal como lo define Deleuze (tomado del artículo «Improbable, pero no imposible», en este mismo blog):
      La estrategia “se opone al programa, establece también un objetivo y escenarios de acción, pero por el contrario, modifica su acción en función de las informaciones recogidas y de los avatares encontrados. La estrategia lleva consigo la consciencia de la incertidumbre que afrontará y comporta, por ello mismo, una apuesta.”
      El acontecimiento que, según Deleuze siguiendo a Nietzsche, llama a “lo intempestivo, lo inactual, este devenir que se bifurca con respecto a la historia, ese diagnóstico que toma el relevo del análisis por otras vías. No, no se trata de predecir sino de estar atentos a lo desconocido que llama a nuestra puerta.”
      Pues eso…

  3. Hace unos meses estuve en una charla con Fernando Torrijos en la que se hablaba de la importancia del presente. Si pensamos en exceso en el pasado y en el futuro, nos olvidamos del presente, de lo que estamos haciendo.
    En aquella charla se proponía una solución bastante sencilla, que no se si aporta algo al tema de la estrategia, pero que en todo caso cuento: hacernos todos los días tres preguntas: ¿quién soy? ¿qué hago en este lugar? ¿hacia donde camino?.
    Tres preguntas que, en opinión de Fernando, solo hay que hacerse una vez al día y sin pretender obtener ninguna respuesta.

    Dejo aquí un comentario que hice en mi blog:
    http://paraquesirvenlosclientes.blogspot.com/2011/06/para-que-sirve-pensar-en-el-futuro.html

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  4. Muy sugestivo tu escrito. Creo que es verdad que lo más importante en una estrategia es la participación activa de las personas construyendo su propio futuro. No nos ovidemos que una empresa es una Comunidad de Personas dónde cada uno aporta libremente al objetivo general del Grupo. Pero es importantísimo tener clara las razones y para qués de un proyecto conjunto entre las personas de la organización. No es lo mismos la librtad de actuación, la participación activa en un movimiento, con independencia de los fines generales y particulares que hay en cada momento.
    Desde mi punto de vista compartir la cotidaniedad y la trascendencia futura d ela organización son elementos indiferenciables.

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  5. Interesante post Alberto. He de reconocer que me ha hecho gracia que a medida que leía el post y los comentarios, se me fuera poniendo poniendo cara de tonto progresivamente. Sí, más que nada porque en la cabecera del post, Alberto,nos preguntabas: ¿Y si todo fuera más simple?
    Tras leer por segunda vez, todo ha ido mejor. Me ha encantado la cita de Edgar, Alfonso Vázquez,porque incluye el concepto de la apuesta, lo desconocido y aporta a su vez «vida» a la estrategia.
    Germán, al hilo de lo que comentas, me ha venido a la cabeza una de las herramientas que se utilizan en Team Academy, el learning contract: un contrato de aprendizaje individual en el que respondes y reflexionas sobre las preguntas que tú planteas.
    Sabin, no consigo entender la última frase que comentas,¿Podrías explicarlo de otra manera? Eskerrik asko.

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    • El último párrafo pretendía indicar que tanto la cotidianiedad como la permanente congruencia con la búsqueda de un futuro sostenible deseado por la comunidad de personas deben simultanearse. No son fórmulas diferentes sino que son simultáneas.

    • Gracias, Aitor, por tus comentarios. La frase de Edgar Morin que te ha encantado tiene una larga tradición, lo que ocurre que es en autores que no son de culto en el «management» y que muchos jóvenes desconocéis. Te incluyo unos párrafos de Derrida de 1997:
      “Si la estrategia estuviera de por sí garantizada, si su cálculo fuera certero, no se trataría de estrategia. La estrategia siempre implica la apuesta, esto es, cierto modo de confiarse al no saber, a lo incalculable: se calcula porque hay algo incalculable, se calcula toda vez que no se sabe, cuando no se logra predeterminar. Entonces, la apuesta estratégica siempre consiste en tomar una decisión, o más bien, paradójicamente, en entregarse a una decisión, en tomar decisiones que no pueden justificarse por completo. La decisión de apostar es tal precisamente porque no se sabe si al final el pari stratégique será el correcto, o el mejor. Se llega a la apuesta estratégica porque el contexto no es del todo determinable: existe, pero no se lo puede analizar de modo exhaustivo; está abierto porque acontece, porque hay porvenir. Así, para poder tomar decisiones y comprometerse en una apuesta hay que aceptar el concepto de contexto no saturable, y tener en cuenta tanto el contexto como su estructura abierta –esto es, uno debe arriesgarse sin saber, sin estar seguro de que se obtendrá una paga, un triunfo, etc.- Y este entramado de exacerbada responsabilidad y de aceptación de una zona de sombra, de irresponsabilidad, hace que el afán de coherencia no sistemática, […] impulse a apostar a un porvenir que en el mejor de los casos confirmaría la incoherencia.”
      “Sin embargo –he aquí la apuesta-, la coherencia y la consistencia de lo que denominé ‘obra’ deberá hacer que, veinte, treinta o cuarenta años más tarde, lo dicho en aquel contexto no sea contradicho o superado sin más, sino que resista, insista de manera tal que el contexto no sea ya un mero conjunto de condiciones que rodean a cuanto digo, sino que también esté formado por cuanto dije. […] En otros términos, no es cuestión de registrar el contexto, sino de reflejar sus contornos, de darse e imprimir un contexto.”

    • Opino que estás en lo cierto Alfonso, y es que «más sabe el diablo por viejo…». 😉 Me encantaría conocer qué lecturas me recomiendas al respecto. Estoy ordenando lecturas para este año ¿Podrías compartirlo conmigo por email? Eskerrik asko!
      Sabin, te agradezco la aclaración, ahora sí.

  6. ¡Qué conversación más interesante! Gracias Alberto por comenzarla.

    Y si en vez de ver la estrategia como algo que hay que HACER/TRACCIONAR, ¿cómo sería simplemente PERMITIR que el futuro venga?
    Y con permitir me refiero a desplegar toda nuestra potencialidad para aprovechar las oportunidades que emergen, a no limitar nuestra actuación con nuestros prejuicios o visiones limitantes del mundo, a conectarnos con nuestra flexibilidad y capacidad de adaptación. Es decir, trabajar sobre nosotros para permitir que ese futuro emerja a través nuestro.

    Es otra posibilidad

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    • De acuerdo con lo que comentas, Nice, pero con un matiz que seguramente lo tienes en la cabeza: en todos los sitios no pasan las mismas cosas. Por ello, se trata de querer algo (intenciones), explorar dónde puede estar (acción orientada) y descubrirlo (oportunidad), sabiendo que si estas intenciones son colectivas más posibilidades de explorar y de visualizar (aquello que si no deseas no se ve). Saludos

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